La dimensión del hombre está completa si abarca su corporeidad y su espiritualidad. Y ésta a su vez, en su doble dimensión de vida natural y tendencia hacia la vida sobrenatural. Debemos pues afianzar ese concepto en nuestra vida y en su defensa ante el intento de quienes quieren tratarlo solo como un individuo, sin personalidad (en cuanto persona) sin familia y sin patria. Estas dos, la familia y la patria, como los bastiones protectores naturales de la persona humana en su integridad.
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